miércoles, 16 de septiembre de 2009

SOLEARES Y DERIVADOS - VI - El polo

El polo

Con este vocablo se designaba a un baile que se hizo popular en el siglo XVIII y que terminó aflamencándose cien años más tarde.



José Cadalso, en una de sus Cartas Marruecas, que comenzaron a publicarse en 1.789, nos relata lo que podría haber sido una juerga flamenca. En dicho relato se habla de un tal Tío Gregorio que:

""...cantaba muy bien el polo para que lo bailase Preciosilla...""

Este documento es considerado como el testimonio más antiguo de la literatura sobre el flamenco.

Estébanez Calderón nos habla de una variedad: el polo de Tobalo, sin hacer ninguna referencia al cantaor. Navarro Rodríguez identifica al tal Tobalo con Cristóbal de Ronda. Molina y Mairena defienden la teoría de que nunca existió el tal Tobalo, al que nadie oyó nunca cantar y que su polo es una invención de escritores que no tienen idea de flamenco. La Enciclopedia Espasa recoge el dicho andaluz : ""falso como el polo de Tobalo". En fin, como siempre, opiniones para todos los gustos.

El polo que se canta en la actualidad se denomina natural y consiste en añadir una soleá al polo de Tobalo.
Parece ser que fue Curro Dulce el primero en hacerlo de esta manera.


Roque Montoya "Jarrito" nos canta el polo natural con sus tres partes: polo de Tobalo ("Carmona tiene una fuente...") con sus paseíllos* tras los tercios segundo y cuarto y la soleá ("To' er mundo le pide a Dios...") Esta última, como dijimos en otra entrada, da lugar a la llamada soleá apolá que recreó el Tenazas de Morón en el Concurso de Granada de 1.922. La guitarra, de Luís Maravilla en este caso, comienza con el toque propio de la soleá.

XXX: Jarrito. El polo natural.

XXX


*Se entiende por paseíllo una parte antifonal, que en principio debió cantarse a coro, consistente en un conjunto de cinco o séis ayes o melismas que registran toda la escala armónica y en el que el tempo se ralentiza sensiblemente.


En la Magna Antología de Hispavox, dirigida por José Blas Vega, Pepe el de la Matrona nos dejó su versión del polo de Tobalo tal y como se cantó en el siglo XIX. Comparemos la letra que hace el de la Matrona (atribuida popularmente a Tobalo) con la del romance del Conde Sol y comprobaremos cómo los romances han contribuido a la formación del cante flamenco:

No soy el diablo, Romera,
que soy tu mujer natural.
...
No soy aparición, Conde,
que soy tu esposa leal.
Cabalga, cabalga el Conde
...


XXX. Pepe de la Matrona

XXX


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