En los años 50 del siglo pasado en
mi pueblo,
se celebraron unos festivales
de copla y flamenco que fueron
la semilla de mi futura afición.
Aracena (Huelva)
Mi estancia,
por motivos laborales en
durante tres
años fueron (1968-1971)
el fertilizante que germinó y desarrolló aquella semilla.
Y mi jubilación en 2002 me dejó tiempo para
profundizar en el estudio y
completar mi formación flamenca.
El más flamenco de los participantes en aquellos festivales
Eloy Cestero (q.e.p.d.)
cantaba una vidalita de Camilo Murillo
“La muerte del Camborio”
que todavía hoy
se me eriza el vello cuando la oigo.
la grabó en 1965 con la guitarra de
Salud y libertad para todos
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