El cante de las bodas gitanas
Al igual que la saeta, este estilo flamenco, es incluído entre los cantes primitivos por algunas antologías. Dado que el género procede, al parecer, de las canciones que los gitanos suelen cantar en sus bodas y que están relacionadas con la pública proclamación de la virginidad y pureza de la novia y otros ancestrales aspectos del folclore gitano, las incluímos en este apartado; pero dejando constancia clara de su antigüedad.
En un verde prado
tendí mi pañuelo,
salieron tres rosas
como tres luceros.
(De "Ritmo del Mes: La Alboreá", artículo publicado por "Flamenco Information Service Library" de New York en junio de 1.968)
Alboreá, arbolá, albolá (como suele denominarse según sitios) son degeneraciones lingüísticas del vocablo castellano alborada, amanecer.
La alboreá está impregnada de leyenda y oscurantismo debido al tabú que siempre rodeó a estos cantes de boda gitanos y a la creencia de que interpretarlos fuera del estricto ámbito familiar y nupcial acarrearía toda suerte de desgracias, calamidades y desastres. Así lo expresó Antonio Mairena en varias ocasiones:
""... en las raíces del árbol genealógico del cante gitano está la alboreá, cante que un buen gitano no debe cantar fuera del marco que le es propio ni fuera del estricto ambiente familiar...""
Así se explica que cuando Rafael Romero tuvo la osadía de grabar, en 1.954, una alboreá para la Antología del Cante de Hispavox, que dirigió el guitarrista Pedro del Valle, Perico el del Lunar, le llovieran un sin fin de críticas, reproches e incluso amenazas por parte de sus hermanos de etnia.
Pero ni Rafael Romero fue el primero que sacó la alboreá del ámbito familiar, ni la prueba de virginidad fue siempre exclusiva del pueblo gitano. Según Manuel Barrios fue una costumbre castellana, derogada y prohibida por los Austrias, y que la propia Isabel La Católica hubo de someterse a ella.
En 1.925 se representó un sainete de José María Granada, con el nombre de "El Niño de Oro", en el que se describen con todo lujo de detalles los ritos de la boda gitana, la desfloración de la novia, la prueba de su virginidad y se cantan las canciones alusivas a la cuestión.
A finales de los años veinte, el Grupo Gitano de la Coja del Sacromonte grabó un cante llamado "La boda" que, aunque anunciado como zambra, era lo que hoy conocemos como alboreá.
Ambos datos están recogidos por José Manuel Gamboa en "Perico el del Lunar. Un flamenco de Antología". Como el propio autor dice:
""La alboreá era un secreto a voces""
Pero, leyendas aparte, la alboreá se cultiva en casi todos los rincones de la geografía andaluza destacando las del Sacromonte de Granada que tienen un diseño melódico silábico, que se bailan junto a la cachucha y la mosca y que simbolizan los tres álgidos momentos de la boda gitana.
En el resto de Andalucía se cantan alboreás más melismáticas que las granadinas y a ritmo de bulería por soleá romanceada. En ciertos ambientes gitanos de Extremadura, durante la prueba pública de la virginidad de la novia, se canta El Yeli, estribillo que festeja el triunfal momento.
Alboreá de Jerez interpretada por Agujetas El Viejo y acompañado a la guitarra por Félix de Utrera.
Subí a la novia p'arriba
que se despida
de su familia
Mientras se canta la alboreá, los novios son llevados a hombros, los asitentes le lanzan peladillas, (almendras blancas recubiertas de dulce), pétalos de flores, papelillos y, algunos de los familiares, se rasgan las camisas como prueba de su exultante felicidad y emoción.
Las letras de sus coplas admiten una métrica muy variada aunque generalmente están formadas por estrofas de cuatro versos de seis o siete silabas y un estribillo de tres versos de arte menor.
EnlacesEn un verde prado
tendí mi pañuelo,
salieron tres rosas
como tres luceros.
""En la cultura gitana tradicional la pureza de una novia es un valor tan codiciado como la vida misma, y este verso de alboreá simboliza el ritual de la prueba de la pureza. Cuando se exhibe el pañuelo manchado de sangre demostrando la legitimidad del matrimonio, es el momento de la alboreá, un cante tan místico como la costumbre a la que acompaña""
(De "Ritmo del Mes: La Alboreá", artículo publicado por "Flamenco Information Service Library" de New York en junio de 1.968)
La alboreá está impregnada de leyenda y oscurantismo debido al tabú que siempre rodeó a estos cantes de boda gitanos y a la creencia de que interpretarlos fuera del estricto ámbito familiar y nupcial acarrearía toda suerte de desgracias, calamidades y desastres. Así lo expresó Antonio Mairena en varias ocasiones:
""... en las raíces del árbol genealógico del cante gitano está la alboreá, cante que un buen gitano no debe cantar fuera del marco que le es propio ni fuera del estricto ambiente familiar...""
Así se explica que cuando Rafael Romero tuvo la osadía de grabar, en 1.954, una alboreá para la Antología del Cante de Hispavox, que dirigió el guitarrista Pedro del Valle, Perico el del Lunar, le llovieran un sin fin de críticas, reproches e incluso amenazas por parte de sus hermanos de etnia.
Pero ni Rafael Romero fue el primero que sacó la alboreá del ámbito familiar, ni la prueba de virginidad fue siempre exclusiva del pueblo gitano. Según Manuel Barrios fue una costumbre castellana, derogada y prohibida por los Austrias, y que la propia Isabel La Católica hubo de someterse a ella.
En 1.925 se representó un sainete de José María Granada, con el nombre de "El Niño de Oro", en el que se describen con todo lujo de detalles los ritos de la boda gitana, la desfloración de la novia, la prueba de su virginidad y se cantan las canciones alusivas a la cuestión.
A finales de los años veinte, el Grupo Gitano de la Coja del Sacromonte grabó un cante llamado "La boda" que, aunque anunciado como zambra, era lo que hoy conocemos como alboreá.
Ambos datos están recogidos por José Manuel Gamboa en "Perico el del Lunar. Un flamenco de Antología". Como el propio autor dice:
""La alboreá era un secreto a voces""
Primera alboreá grabada por cámaras, en el Sacromonte granadino, en el principio de la década de los sesenta
En el resto de Andalucía se cantan alboreás más melismáticas que las granadinas y a ritmo de bulería por soleá romanceada. En ciertos ambientes gitanos de Extremadura, durante la prueba pública de la virginidad de la novia, se canta El Yeli, estribillo que festeja el triunfal momento.
Alboreá de Jerez interpretada por Agujetas El Viejo y acompañado a la guitarra por Félix de Utrera.
Subí a la novia p'arriba
que se despida
de su familia
Mientras se canta la alboreá, los novios son llevados a hombros, los asitentes le lanzan peladillas, (almendras blancas recubiertas de dulce), pétalos de flores, papelillos y, algunos de los familiares, se rasgan las camisas como prueba de su exultante felicidad y emoción.
Las letras de sus coplas admiten una métrica muy variada aunque generalmente están formadas por estrofas de cuatro versos de seis o siete silabas y un estribillo de tres versos de arte menor.
Boda gitana y "El Yeli"