En una tómbola a beneficio de la iglesia llegó un señor al que empezaron a salirle boletos premiados. Tanto llamó la atención con sus gritos de alegría
que el Señor Obispo, que andaba por allí,
se acercó por detrás y empezó a tocarle el hombro
para llamar su atencíon
a lo que el afortunado personaje no hacía ningún caso.
-¡Qué le está tocando el Obispo! - Le dijo su vecino
--Eso no lo quiero, ¡que me lo cambien por la ensaladera!
***
En fin que eso de
tocar
no siempre se entiende bien como
en aquel anuncio del escaparate de una pollería:
Manuel de los Santos Gallardo,
el patriarca de la saga jerezana de los Agujeta conocido como